miércoles, 2 de septiembre de 2020

La Mujer

Pixabay


 Era una apasionada del enigma y el misterio. Leía puntualmente la prensa en busca de un nuevo crimen sin resolver que la sacara de la mediocre rutina. Por el día no salía a la calle. Encerrada en la penumbra de un pequeño estudio, ponía en marcha su maquinaria intelectual recomponiendo la información de la prensa hasta dar con el asesino. Por la noche recorría todo Londres observando la vida en los suburbios con la precisión de un cirujano. Desde Vidoq, ella era la mejor en el arte del disfraz y el teatro. Con ropa vieja y harapos, se hacía pasar por una mendiga borracha a la que nadie hacía caso. 

Cierto día se cruzó con un anciano encorvado que portaba libros. Sus miradas se encontraron en un estallido de sorpresa y emoción. Ella asintió melancólica y dijo: “Sí, soy la mujer”.

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